Cada día ejercita tu alma de la siguiente manera:
- Da gracias a Dios al despertar. Créeme que otros quisieran tener lo que tú tienes.
- Bendice su Santo Nombre. A medida que bendices podrás ver como los milagros se multiplican.
- No permitas que nada ni nadie amargue tus días. Una buena actitud basta para crear el mejor ambiente. Tú tienes el control.
- Esfuérzate al máximo. Sé consciente que no existen los días malos; el día lo haces tú.
- Sonrisa en alto. Irradia a tantos como puedas de tu Luz y tu alegría…
Y a medida que tu vida vaya cambiando, no olvides dar testimonio a otros de lo que Dios ha hecho en ti; lo bueno se comparte.
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)