1. Cada día antes de entrar a las vicisitudes de este mundo, lo aconsejable es dar gracias a Dios.
2. Apenas despertamos y ya estamos recitando: Modé aní lefaneja, mélej jai vekaiam, shehejezarta bi nishmatí bejemla, rabá emunateja – Te doy gracias a Ti, Rey viviente y Eterno, que me has devuelto mi alma con compasión; ¡Grande es Tu Fidelidad!
3. Cada día es un nuevo desafío, es una nueva batalla que debemos enfrentar.
4. El agradecimiento a Dios suaviza los juicios.
5. Agradece a Dios de antemano por los milagros que vendrán. Todo aquél que ora, siempre debe creer que ya ha recibido lo que ha pedido; visualizar y alegrarse con la entrega y el recibimiento.
6. Cada día posee su propio afán, pero nuestro deber es creer y confiar en Dios.
7. Enseña la Kabbalah que existen 365 maldiciones, una para cada día del año. Lo ideal es ir un paso adelante y recitar muchas Bendiciones a nuestras vidas cada mañana. Ser pro-activos y no reactivos.
8. No esperes a que llegue la circunstancia para que comiences a orar. ¿Quién es Sabio? Aquel que discierne lo que está por suceder.
9. Jamás comiences tu día sin que antes exista una oración de agradecimiento a Dios.
10. La única forma de librarnos de la materialidad del día a día, es por medio de la oración y la meditación que hacemos delante de Dios.
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)
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