No existe un ser humano que no sueñe con la grandeza. Aún cuando ésta repose sobre las sólidas bases de la humildad, todos, absolutamente todos queremos ser exitosos en lo que hacemos.
El decir que se está conforme con lo que se tiene o con lo que se ha logrado, es presumir de una falsa humildad… Pues Dios nos ha diseñado para ir de Gloria en Gloria, con un deseo inherente por alcanzar la perfección y la grandeza en nuestras vidas
Puedes ser agradecido sin ser conformista…
Fuimos creados para ser Grandes, pero no hay forma de lograrlo sin antes esforzarnos por descubrir y desarrollar el potencial que está oculto en nosotros mismos.
Y aún descubriendo nuestro potencial, a diario debemos luchar con muchos obstáculos que en realidad no son externos, sino internos. Hablo de la tristeza, el desánimo, la indecisión, el desconsuelo, la incredulidad, el pesimismo, la depresión… (créeme que la lista es larga).
El ser humano fue creado con un deseo inmenso por emular a su Creador, el cual todo lo hace, todo lo puede. Pero sucede que muchas veces necesitaremos fuerzas para poder hacer lo que realmente no tenemos ánimos de hacer.
Y cuando esto suceda, recuerda que es Dios quien pone el querer como el hacer en nuestros corazones.
“¡Clama a Dios, y Él te otorgará las fuerzas necesarias!”
El secreto del éxito en la vida está en poner todos nuestros planes, metas y anhelos en las manos de Dios. Y que sea Dios quien nos otorgue la instrucción, el consejo y las fuerzas necesarias para que podamos lograrlo.
Dios quiere que seas Grande. Dios te quiere Grande, pues para eso fuiste creado.
Shalom…