El amor perfecto equivale al amor intenso, y esto es, amar sin esperar nada a cambio.
Si tu amor se basa solo en lo que recibes, entonces ya no es amor, sino interés.
El verdadero amor es una perfecta unidad, es sentirse parte de aquello o aquella persona a la cual se ama. Lo que des a esa persona, te lo estarás obsequiando a ti mismo.
La kabbalah enseña que la palabra Ahaváh (Amor) y la palabra Ejád (Uno) proceden de la misma raíz, la misma fuente. En el hebreo, la palabra Ahaváh (אהבה) tiene un valor numérico de (13), al igual que la palabra Ejád (אחד). Por lo tanto, sus significados están muy entrelazados, se podría decir que son el mismo.
No existe amor sin unidad.
El amor perfecto requiere de una perfecta unidad e intensidad. Amar al otro es amarnos a nosotros mismos, pues continuamente nos vemos reflejados en aquella persona a la cual amamos.
Da sencillamente porque amas, y no porque esperes recibir algo a cambio. Esto es el amor perfecto, el amor intenso.
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)