1. Muchos piensan que para alcanzar el éxito se tendría que pagar un alto precio en la vida, arriesgando relaciones, salud y el valioso tiempo en familia.
2. Hay quienes se pasan la vida construyendo un imperio financiero, pero son incapaces de construir un buen hogar.
3. En lo mas profundo de nuestro ser, no es el éxito lo que realmente anhelamos, sino, sentirnos felices y satisfechos.
4. Queremos vivir rebosantes de alegría, sea con poco o mucho, pero alegres.
5. El dinero en sí, aún en grandes cantidades, sólo es un pobre sustituto de la verdadera prosperidad.
6. Puedes tenerlo todo sin tener que arriesgar lo más preciado que son tu familia, hogar y seres queridos.
7. La prosperidad del mundo no es más que un éxito con efecto secundario – ¿cómo es esto? – pues que ganarías mucho dinero a cambio de renunciar al hermoso tiempo con tu pareja e hijos. Pregunto: ¿Es esto lo que realmente deseamos?
8. Otros amasan grandes fortunas estafando y engañando a muchas personas, esto tampoco puede llamarse éxito; tarde o temprano les será quitado lo que han robado, y con intereses.
9. La verdadera prosperidad es aquella condición donde lo tienes todo: dinero, salud, tiempo para disfrutar en familia; y sobretodo, una consciencia tranquila.
10. Cuando realmente te sientas feliz y satisfecho con todo lo que tienes, entonces podrás decir que Dios te ha prosperado.
11. La verdadera prosperidad sólo puede alcanzarse por medio de las instrucciones de vida dadas por Dios.
12. Algunos sólo tienen dinero, pero lamentablemente desconocen lo que es la verdadera felicidad y satisfacción personal; definitivamente han pagado un precio muy alto.
13. El tener dinero no es un indicativo de una verdadera prosperidad, como dice el dicho: nadie sabe de las goteras que caen en la casa del rico.
(Basado en las enseñanzas del Rav Yehudá Berg)
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)