«No hay nada más completo que un corazón roto» (Rav Menájem Mendel de Kotzk)
En el principio el hombre era UNO con su Hacedor.
Macho y Hembra los creó, así está escrito, y así se debe entender, un ser espiritual con sus dos polos opuestos dentro de sí.
Ese Adám solo poseía el deseo de recibir, pero «NO» tenía a quien darle de las bondades que recibía de parte de Dios.
1- Dios es dador.
2- Adám (la humanidad) es receptor.
El hombre fue creado con el deseo de recibir, se podría decir que es un deseo egoísta; pero su meta real en este mundo sería alcanzar el deseo del dar; de modo que pueda revelar su potencial altruista.
Cuando damos emulamos a Dios.
Entonces ocurrió algo, lo mal llamado pecado en el Jardín del Edén, lo que en realidad es un corto circuito en el alma de Adám, un error en el cosmos, un desvío de su real trayectoria.
Por supuesto que todo obra para bien y siempre podemos retornar a Dios. Existe un proverbio que dice así: «Si crees que se puede destruir, entonces cree también que se puede reparar.»
¿Realmente qué sucedió en el Jardín del Edén?
Adám expresó a Dios su necesidad de dar, pues él no se sentía muy satisfecho con solo recibir; entonces se produjo el error en el cosmos, conocido como el pecado original.
Al suceder esto, el alma de Adam se fragmento en Miles de chispas de luz, 600 mil almas para ser más precisos.
Estas chispas de luz cayeron a la dimensión física (nuestro mundo material). Lo que era un alma ahora se convertiría en Miles (millones).
De este modo, ahora podemos descender, buscar y elevar a esas almas (chispas de luz) por medio de las instrucciones de vida que Dios nos ha obsequiado (Torah). Podemos brindarnos a ellas tanto de manera física, emocional, sentimental, intelectual y espiritualmente…
En realidad somos un sólo cuerpo basado en el prototipo original del Mashiaj; pero en este mundo estamos fragmentados en mil pedazos.
Cuando Adám cayó (cuando sus chispas divinas cayeron) solo cayó el cuerpo más no la cabeza, pues la consciencia no peca. Al momento que el primer hombre cometió el error en el cosmos, las chispas divinas correspondientes a la cabeza se elevaron a mundos superiores, y solo cayó el cuerpo a esta dimensión física. Es por esta razón que usted observa tanta inconsciencia en este mundo; pero hay chispas (almas) que vienen al rescate de otras almas.
Ahora podemos dar y no solo recibir; ésta es la razón por la cual el alma de Adám se fragmentó.
Debido a esta fragmentación en la dimensión espiritual, ahora podemos conocer la facultad de dar y elevar a otros de una forma muy hermosa y altruista; podemos volver a ser UNO como en el principio; pero ayudando a otros.
Amando a tu prójimo, te amas a ti mismo. Ayudando a otros te ayudas a ti mismo ¿Se entendió?
Por eso, no hay nada más completo que un corazón roto… Se aprenden cosas muy hermosas, entre ellas el amor y la ayuda que se brinda sin condición
Todo ocurre para bien…
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)
Hermosa reflexión, “No hay nada mas completo que un corazón roto”
Bendiciones