Más allá de que tú prosperes y seas exitoso, lo que realmente le incomoda al envidioso es tu felicidad…
El envidioso siempre considera lo suyo como poco, y lo tuyo como excesivo. Siempre querrá que tú tengas menos que él.
Por lo general no se envidia el sacrificio, sino los honores y recompensas de dicho esfuerzo.
No envidian las virtudes, sino los honores recibidos.
Debemos tener claro que la raíz de la envidia es la arrogancia, diríamos que el creerse mejor o superior a otras personas… Y cuando el envidioso detecta que una persona cuenta con la aprobación, la gracia y el respaldo de Dios, es allí donde comienza su verdadero sufrimiento.
¿Estás rodeado de personas envidiosas? ¿Temes que puedan dañarte?
Ten paz, pues la batalla que han desatado, no es contra ti, sino contra Tu Dios – El Creador de los Cielos y la Tierra – y demás está decir que jamás podrán vencer.
Tú destino es prosperar; y el “karma” del envidioso no es más que ser testigo de como Dios te honra y te prospera… a lo grande.
Ten presente esto:
“Si Dios es contigo… ¿Quién contra ti?”
Shalom…