Somos seres que muchas veces actuamos de forma emotiva, impulsiva e inconsciente. Actuar de esta manera no es más que ser un simple efecto (consecuencia) del comportamiento de otros seres humanos, la sociedad, el sistema y el cosmos.
¿Qué quiero decir con esto?
Sencillo, que son estos factores externos lo que hasta ahora han estado dirigiendo y manipulando tus pensamientos, sentimientos, emociones y acciones. Cuando deberías ser tú mismo el arquitecto de tu destino.
Debemos aprender a ser la causa y no la consecuencia.
Lo ideal sería esforzarnos por ser “proactivos” en vez de “reactivos.” De lograrlo, créeme que éste sería nuestro mayor logro y crecimiento espiritual…
Si no te gusta la vida que estás llevando, es porque hasta ahora solo has estado reaccionando. Es momento de que acciones.
Acciona y diseña la vida que más te guste. Esfuérzate y traza tu propio destino, y no el que te imponga el hombre, la ciencia, la política, el sistema o la religión… Se la causa y no el efecto.
Shalom… ¡Bendiciones!