1. Y he aquí que Yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra. (Génesis 6:7).
2. La tierra fue sometida a una inmersión. Pero el diluvio no solo fue un castigo, sino también un acto de purificación.
3. El hebreo, “tevilah” (Inmersión) son las mismas letras que deletrean la palabra “Habitúl” (auto-negación).
4. Los sufrimientos nos purifican y despojan del propio yo, del ego, del orgullo.
5. Los momentos de sufrimientos pueden ser buenos o malos, todo radica en la percepción del ser humano.
6. Dios no desea castigar al hombre, sino limpiarlo y purificarlo de todo aspecto negativo en su alma.
7. El sufrimiento puede ser corto o prolongado, dependiendo de cómo el hombre se auto-anule y se percate del propósito Divino.
8. Dios es Bueno, y todo lo que Él hace es bueno.
9. Dijo David HaMelej: «Yo sé, Adonai, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me has afligido”. (Salmos 119: 75).
10. Todo obra para bien.
Shalom U’Brajot (Paz y Bendiciones)